Duele.

Duele el tiempo que perdí buscando aquello que te llevaste al partir. Mis ojos derramaron tantas lágrimas como les fui posible compartir. 


Dicen que el tiempo cura las heridas, pero no lo creo así. 

Mis heridas las sanaré yo y dejaré que el tiempo entierre en el pasado de su correr, la historia que viví junto a ti.


Seré feliz, así lo he decidido. Robaré de la felicidad, las pequeñas alegrías; 

del sol, sus hermosos despertares; 

de la luna su capacidad de brillar sin tener luz propias y de las estrellas, ese brillo infinito aun después de muertas.


Mi corazón aprendió a latir solo. Ya no necesita de tu cercanía para sonar con vigor; 

y yo aprendí a disfrutar del amargo sabor del café que compartimos juntos, 

hoy su sabor es más dulce mas exquisito, quizás. 


Hoy sé, que sin duda alguna, encontraré en mi caminar, algún alma perdida deseosa de ser encontrada y un espíritu loco con ganas de compartir locuras.

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