A tu mirar

Siempre quise recordar el brillo de tus ojos
perdiendose entre la esperanza de mis días.
No había especio para otra cosa que no fuera
pensarte y sentir deseos de estar a tu lado.

Quise perderme y olvidarte,
pero cada día mi locura se perdía en tu recuerdo.
No sé como olvidar tu mirar,
como escapar de tu sonrisa, tu alegría
y lo dulce de tu voz.

Ya no hay nada que decir,
solo resta dejarte un beso
y darle a nuestra historia un fin.

Sed de ti.

Me descubrí sediento
en este desierto lleno de ti.
Descubrí que en tus besos
esta el néctar que eliminaría mi sed.

Recordé las noches oscuras,
frías y llenas de insomnios que
llevaban tu nombre.
Tú, ausente y tan dentro de mi,
sólo vagabas en mi mente sin tener un fin.

Esta sed ti no se acaba jamás.
Soy preso de tus besos, tus labios
y la magia de tu sonrisa.
Esta sed de ti,
no me deja morir,
pero tampoco vivir.

Leyendo tu cuerpo

Me enamoraron sus ojos,
su piel bronceada por la caricia del sol.
Me enamoro su sonrisa y el brillo en su mirar.

La vi acercarse, casi me desplomo.
Sonrió y eufórico, sonríe nerviosamente.
Fueron segundos mágicos.
Pasó cerca de mí y
los nervios congelaron mi cuerpo.

Sucede cada día, a la misma hora, en el mismo lugar.
Espero alguna vez, poder hablarle e invitarle a un café.

Morbo.

Le saludo sonriente mientras
su mirada se clavó entre la majestuosidad de sus pechos.
Ella, coqueta, tocó sutilmente su miembro al pasar junto a él.

Ambos sabían la magia que rondaba
en esos encuentros llenos de morbo.
Otra noche,
otro instante en el que se quemaban
sus pieles al compás infinito de las caricias.

Él, sin dudar, ponía su mano
entre las piernas fogosas de ella;
ella sin titubear, respondía
a los deseos locos de su frenético amante.

La ropa se caía sola,
nada podía opacar esos momentos
en que los amantes desnudas
sus cuerpos y se entregaban a los deseos
más bajos de sus sexos.

Perversa.

Coqueta, amante intensa de noche,
soñadora ardiente de día.

Entre sus deseos lleva guardado 
el fuego de su cuerpo,
lleva las mariposas que revolotean
entre su vientre,
ahí donde se encuentra la flor exquisita
de su anatomía.

Yo no puedo evitarla, 
es la locura que contagia 
mi cordura;
es la chispa en mi océano de 
combustible sexual,
es la musa endiablada de mis
noches de insomnio.

Jódeme la vida

Jódeme la vida,
pero no ocultes las verdades.
Destroza mis ilusiones,
pero sé sinceridad completa
cuando me hablas viéndome a los ojos.

Hazme sentir que te odio sin dejar de amarte,
pero no me digas que serás eterna/o.
Y si me desnudas, hazlo con la misma
morbosidad con la que te desnudo yo
desde el primer día.

Miénteme, dime que te quedarás esta noche;
que no me dejarás con ganas de sentir tu cuerpo
junto al mío.

Jódeme la vida y llevate los pedazos de mi corazón
cada vez que amance el nuevo día.
No dejes tus prendas, que me hacen recordar
nuestras noches de locuras llenas de pasión.

De versos y placeres

Descubrí en sus labios el veneno más
exquisito.
No pense querer morir en el hechizo
de sus labios.
Y en esos labios, me desvanezco entre versos,
para entrar por su mirada,
desnudar su mente entre letras
para embriagarnos juntos de placeres.

Fue delicia exótica la sonrisa en sus labios;
esos labios que invitan a pecar,
labios que humedecen los versos
que nos llenan de fantasías sin fin.

Y asi, de versos y placeres, se escribe
nuestra locura;
locura llena de magia;
magía desprendida del café de su mirada.


Deseos prohibidos.

Tú,
perdida entre mis ganas;
yo,
navegando entre tu cuerpo.

Intercambiando la humedad de
nuestros deseos;
dibujando líneas eternas de te quieros.

Exploremos nuestros
deseos prohibidos,
entreguemos nuestros cuerpos
a nuestros instintos perdidos.

Que el fuego de nuestros cuerpos
queme la ceniza del pasado
y arda sin final el deseo intenso
de fundir nuestros sexos
en deseos prohibidos.





Besos de lluvia.

Entre sabanas mojadas,
entre besos fortuitos,
entre ganas olvidadas,
voy siguiéndote a gritos.

Con besos de lluvias,
esos que humedecen hasta el pensamiento,
quiero llenar de caricias
las curvas de tu cuerpo.

Te sigo en silencio,
abrazando las ganas de recorrer tu cuerpo;
sellando nuestro encuentro,
con besos de lluvia que embriagan nuestros sueños.

Ansias de ti.

Mi sexo,
ansioso de ti;
tus besos, tus caricias.

Mis besos, gotas de lluvias
ansiosas de caer sobre tu cuerpo;
de caer como rocío sobre la líneas
de tu piel,
reclaman a gritos que vuelvas
otra vez.

Sediento, moribundo del deseo,
preso de tu recuerdo, tu encanto
Y tu pelo.

Deambulo sin razón, sin motivo,
sin dirección.
Mi cuerpo, vive en un desierto, porque
le falta la humedad de tus besos.

Tus recuerdos

¿Contra quién estrello estas letras que se revuelven en mi interior?
Te volviste la razón de parir versos cursis llenos de locuras y de amor.

¿Acaso me perdí en el camino y olvide seguir el sendero que me llevara a tus besos?
Soy sólo un montón de letras, un mar de sentimientos con una fuerte tormenta de sentimientos que se envuelven en vientos que arrastran mis deseos y se pierden en el horizonte de mi atardecer.

Se termino la fuente mágica sobre las que lanzaba mis monedas de sueños. Te fuiste, muriendo lento y sin prisa, van mis pensamientos. Olvidarte no es fácil, tenerte se hizo una tarea difícil. ¿Qué te hizo falta? ¿Por qué tuve que aceptar tu partida?

Ahora, con este vacío, un vacío lleno de ti, toca seguir navegando en este océano lleno de tus recuerdos.

Siempre.

Siempre quise encontrar es tus labios,
el espacio para dejar mis besos.
Siempre soñé con dejar mis brazos
rodear tu cintura, acariando cada espacio con
mis manos.

Siempre, mientras mi pierdo en tu sonrisa,
quise besar la orilla de tus sueños.
Besarte sin límites y dejarme llevar por el baile de tu pelo.

Pero ahí, donde estás ahora,
la luz no llega, mi voz no escuchas.
Ahí, descansas sola sin nadie que te vea.

Siempre quise saberte mía, pero el tiempo llego primero
y te llevo lejos aquel día.