A ciegas.

Bailando a ciegas, en la oscuridad;
bailando en mis sueños,
ahí donde siempre estás.

Que vengo del sueño y
caigo a la realidad.
Y tú, dueña de los besos que deseo,
estás ahí, inmutable e infinita.

Y a ciegas, bailando entre tu mirada,
me pierdo en los besos que me das
cada noche al descansar.

¿Vida?

¿Qué me darás vida quitándome los sueños?
¿Cómo te atreves a ofrecerme libertad si me
apresa entre tus caprichos?
No busco la felicidad eterna, solo quiero
vivir cada segundo las pequeñas alegrías.

No te enamores de mi vuelo,
si no te gusta verme volar.
No pretendas darme vida,
sino me dejas respirar.

Me corrompe tu mal pensar,
tu mal amar.
Me destroza tu ironía romántica,
tu perverso y frío plan.

No me des besos de oxígeno,
sí me quitas el doble de lo que das.
Deja que vuele, que viva;
que vuele libre por el cielo azul
y aterrice confiado en tus regazos.

Enamorado.

Enamorado de sus tormentas,
sus días de locura y
su carácter de huracán.

Enamorado de sus rabietas sin sentido,
de esos pequeños momentos en los que me quisiera matar...
Pero es un amor;
una estrella que ilumina mi inmenso azul,
un espacio de locura que rompe mi rutina y
la chispa que aviva mi hoguera.

Epitafio de amor.

Estar, nada más. 
Vivir, existir y si se puede, amar. 
Reír, llorar. 
Correr por la lluvia como estrella fugaz. 

Resbalarme por tus ojos,
esos ojos que no he visto, 
pero que sé que ahí están. 

Huir, de la nada y del todo. 
Perderme en tus recuerdos y 
en los míos. Vivir entre tus sueños y 
dormir entre tus deseos.

Respiro

Soy feliz. Respiro. Vivo cada día a la vez.
No tengo prisa porque se que el tiempo llega
y también se va.

Soy pasajero en este tren de la vida,
en este vagón en el que me ha tocado mi viaje.
No llevo prisa. Mi tren llegará a su terminal.

Disfruto del viaje, del paisaje,
de la gente y sus rostros; de su risas,
sus miradas.

Disfruto de sus historias de amor,
lloro por sus tristezas y dolor.
Este tren no se detiene. V
a rodando sin contratiempo.

Un día a la vez, un respiro, un latido.
Va rodando sobre los rieles;
rieles que crujen por el peso de la historia.
Una historia de todos,
un punto en común en el inmenso infinito.

No llevo prisa y también me ha tocado sufrir.
Ha llovido sobre mis ojos,
sobre mis mejillas han caído tormentas de dolor y de alegrías.

Me ha tocado un asiento polimórfico,
a veces cómodo otras no.
Y en el suave deslizar de este tren,
voy dejando huellas, besos que no volveré a dar,
abrazos que rompieron fríos,
risas que sanaron corazones caricias
que encendieron pasiones y
voces con eco en la eternidad.

He sido abrazado también;
con abrazos de pasajeros que se marcharon en otro tren,
que decidieron cambiar de rumbo.
Pero yo sigo aquí,
aquí me quedaré hasta que mi tren llegue a su fin.
Sólo soy un pasajero más,
no tengo prisa, sé que al final voy a llegar.

Cinco Sentidos

Me atreví a descubrirte con la mirada,
a encontrar todos los misterios que llevas dentro;
me atreví a inhalar tu aroma, el de tu rosa de fuego;
rosa exquisita que llevas en tu cuerpo.

Y te toque;
te toque con las llemas de mis versos,
acariciando cada uno de los pliegues de tu piel,
sintiendo en mis manos, el estremecer de tu fuego.

Me atreví a escuchar el silencio de tu alma y
comprender el sonido exquisito del vaivén de tu cuerpo;
y así, de poco a mas, fui degustando los sabores de tu cuerpo,
 el néctar prohibido de tu sexo.

Mis cinco sentidos, sin pensarlo, fueron amándote, atrevidamente.

A veces...

A veces fuego, a veces lluvia;
A veces ambas cosas a la vez.
A veces sol, a veces luna;
A veces sólo un rayo de luz sin color.
A veces día, a veces noche;
Y a veces muero entre los trazos de mi propia suerte.

Y de vez en vez, soy de ella;
esa musa que me atrapa en sus letras,
me seduce en sus versos;
me hace el amor sin conocerme.

Acaricia mi mente, mi cuerpo...
Mi sexo, sediento, se humedece en la lujuria de sus letras.
A veces loco, a veces cuerdo;
y casi siempre, preso de sus besos.
A veces gris, a veces azul;
Aprendiz de letras prendido a su existir.

Tú, mujer

De fuego,
de flamas ardientes que consumen
despacio y muy lento.

Ella es chispa; es caldera que arde sin fin.
Mujer, fiera y tierna, dulce como la miel y
a veces amarga como hiel.

Hecha de sol y de luna;
pasión viviente y desencadenada.
Ella es todo y a veces nada.

Es furia y calma,
el vuelo de un ave libre;
corazón ardiente y enamorado.

Como no quererle si es el verso que escribo,
fuente de un suspiro;
como no quererle sin soy agua y
en su fuego quiero evaporarme.

Luna...

Por si sola es poesía;
ella conoce mis secretos e
ilumina mis noches frías.

Conoce las noches de pasión desenfrenada
de aquellos amantes que se esconden bajo
su luz para profesar su amor.

Es dueña y señora del inmenso azul;
y aunque no tiene luz propia,
sin ella no podemos, los enamorados, vivir.

Quiero...

Quiero llevarte entre mis sueños,
entre las ganas que llevo de besar tus deseos y
abrazar tus pensamientos.

Quiero desnudarte el alma y
descubrir en un mar de besos tu cuerpo;
despojar tu ropa y descubrir tu encanto.

Quiero perderme en las lineas de tu anatomía,
besar tus besos y acariciar tus ganas.
Déjame impregnarme de tu aroma,
llevarte entre mis brazos y prender fuego en tu vientre.

Me robas el sueño

Voy jugando entre sus sueños, como pajarillo de flor en flor. 
Voy picando cada uno de ellos, 
para de robarme su amor. 
Me mezclo entre sus alas, para dejarme llevar por su vuelo; 
dejándole adueñarse de mis deseos
como presa que atrapa el cazador. 

Acurrucado, en un rincón, 
voy desnudando las ideas de su pensamiento 
y deshojando los miedos que llevo dentro, 
me entrego a sus besos por completo. 

Ya no tengo marcha atrás. 
Le llevo conmigo noche y día, 
en cada espacio de mis labios, en cada sueño de mi cama vacía.
Le llevo en cada proyecto,
acompaña mis pasos y
mis horas de sueño.

Y cuando te veo olvido sucumbir
en el olor de tu cabello,
En tus mano
En tu mirada taciturna, 
que llena espasmos de alegría
cuando nuestros corazones
hilan al mismo tiempo
Tejiendo y esperando para el complemento eterno.


Escrito en colaboración con Ornella Cavallotti